Por José Gregorio Torres.
 
Cuando en Carache la ruralidad era predominante en la mayoría de sus profesionales, en diferentes áreas del servicio público, entre los que se destacan educación, ambiente y salud, no se puede ignorar a quienes se destacaron en sus respectivas profesiones, no solo con excelentes y probados conocimientos científicos, sino y tan o más importante en su calidad humana, tanto que esta afinidad en particular se han identificado a tal punto que muchos de ellos, por no decir la mayoría, aun teniendo como su lugar de origen otras lejanas latitudes que sobrepasan nuestras fronteras regionales y nacionales, y sin dejar de ser admiradores orgullosos de sus lares nativos, no es menos cierto que su amor a Carache se ha interiorizado tanto en sus sentimientos, que muchos de ellos hoy luego de más de cuatro décadas, aún forman parte de nuestro gentilicio, al extremo que ya varios de ellos prefirieron en sus últimos suspiros optar por ser sembrados en esta tierra, como si con ello quisieran sellar ese pacto y profundo amor por el suelo adoptivo.
 
Es imposible no reconocer que durante los últimos 40 años Carache ha sido bendecido con la llegada a su valle, de un gran número de profesionales que en su mayoría, han hecho de este pueblo, su hogar por adopción y que de manera recíproca han recibido de los caracheros su amabilidad, su solidaridad y afectos más profundos, asumiéndolos como parte de esta gran familia como lo es el pueblo de la Amable Libertad, ellos que un día dejaron su lugar nativo para aventurarse en sus aspiraciones profesionales y que muchos de ellos solo vinieron a cumplir con una responsabilidad temporal, sin imaginarse que este pueblo acogedor y su gente les recibiría con tanto cariño y cordialidad, fue esta actitud, sin duda una de las causas por las cuales se hicieron huéspedes permanentes para luego convertirse en nuestros más queridos y sobresalientes personajes, a quienes le hemos brindado también el respeto y el reconocimiento merecido, ellos que hoy aún y pese a las adversidades que sufrimos como pueblo, comparten cada una de estas dificultades, pero también las alegrías que nos prodiga el ser parte de este gentilicio lleno de historia y de infinitas gracias.
 
La lista es interminable y todos merecen ser destacados, pero en esta oportunidad, solo referiré los nombres de seis médicos que en estas últimas cuatro décadas, han hecho vida activa y permanente en nuestro valle, forjando una identidad común, algunos de ellos formando parte de nuestras familias, también, pero en otra entrega hablaremos de otros no menos destacados, que luego de una gran jornada vivida en nuestro pueblo, también se quedaron para honrar este suelo aun después de su muerte, pues así fue su destino y en mucho también su última voluntad, lo que el pueblo agradecido supo en su momento, de manera sincera reconocer para que siempre sean recordados por el bien que hicieron a nuestra sociedad y a los que más adelante haremos referencia en nota exclusiva. Entre los que aún se encuentran con nosotros haciendo vida activa social y profesional podemos nombrar por su destacada actuación como médicos de gran valor profesional y calidad humana entre otros a la Dra. Nila Romero, Médica Internista, maracucha de nacimiento, el Dr. Wilfredo Cabrita, Médico General y valerano de nacimiento, la Dra. Zoraida Parra, Médica Internista, también de origen zuliano, el Dr. Luis Mejías, Epidemiólogo, maracucho, el Dr. Ausberto Barboza, Pediatra, maracucho y el Dr. Elbano Padrón Ginecobstetra trujillano. Ellos, que habiendo llegado a Carache la mayoría, hace más de tres décadas, hoy forman parte del gentilicio carachense y a quienes en esta nota queremos agradecer y reconocer sus grandes e invaluables aportes a la salud de los caracheros.

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