Por José Gregorio Torres
Imposible que los caracheros nacidos en los años sesenta, pudieran olvidar esta triste y aleccionadora historia. Para algunos, por los costos en vidas humanas, para otros por su marcada y dolorosa experiencia que dejó en la memoria de los que en esos días fuimos testigos presenciales, y que hoy cumplen 33 años. Estos acontecimientos vividos en el pueblo de la amable Libertad y valle de San Juan Bautista, el de las mujeres bellas, de las calles alineadas a tiro de fusil, de las acemas y cuajadas, del díctamo real y la panela. El mismo que vio nacer a personajes como Rafael Quevedo Viloria, Víctor Duran, José Juan Rodríguez Minumboc y más allá a los próceres de la independencia, Pedro Miguel Chipia y de la federación, General Pedro Linares, entre otros.
Nació Luis Alberto Rodríguez, en este hermoso valle de San Juan el Bautista en el mes de enero de 1963, sus padres Cipriano Peña músico de la Banda Municipal y su progenitora Regina Rodríguez, humilde ama de casa, Luis, formó parte de una prole de ocho hermanos, Ramón José, Cipriano, José Gregorio, Reyes, Wilmer, Zulma, y Luis María (coquito), sus estudios primarios los realizó en la escuela Dr. Ernts. Luego inició en el bachillerato, en el Liceo Juan Antonio Román Valecillos, amante del deporte y de los juegos de azar. A sus 18 años fue reclutado por el ejército, sirviendo en el batallón de cazadores en Maracay, logrando sobresalir como francotirador y sobreviviente del Amazonas, tiempos en que se iniciaría su historia pública. A raíz de la muerte de su hermano en una fiesta de graduación a quien llamaban «El Coco», en manos de un vigilante que lo asesina a mansalva. Es este el primer detonante que permite que se devele la verdadera personalidad de Luis Alberto, quien al llegar a Carache hace un juramento ante el féretro de su hermano de vengar su muerte.
Luis Alberto, para entonces ya tenía una compañera en Quebrada Seca, caserío La Morita, con la que había procreado un niño, pero también esperaba el nacimiento de su segundo hijo, todo en esos días se complicaba para El Zurdo, quien no fue si no, al salir del ejército que empezará a planificar toda la estrategia que significó su venganza, no contra el vigilante asesino de su hermano sino contra el poderoso que había, según él, dado la orden de asesinar a su hermano, por lo que más tarde fue preso y torturado, junto a un amigo, empeorando su situación y reforzando su sed de venganza la cual ejecuta a partir del mes de abril del año 1991, obligando a que ese año las fiestas patronales se pospusieron para el mes de agosto, luego de que ocurriera su muerte por parte de la seguridad del Estado. Fueron tres meses de zozobra en los que tanto familias de Luis, como de los ajusticiados por él, padecieron el dolor de la tragedia que le dio a Carache el remoquete de ser la tierra del Zurdo y a este el de Rambo de Carache. Pero más allá de estas superficialidades, dejó una lección a los caracheros, para reflexionar sobre las injusticias y la violencia con la cual hoy recordamos que hace 33 años nació la leyenda del Luis Alberto Rodríguez «El Zurdo» que en paz descanse.


