Por Ing. Carlos Lozada
Como ciudadano venezolano, me encuentro ante una encrucijada histórica en la que la decisión que tomemos en la elección presidencial del 28 de julio definirá el rumbo de nuestro país para las futuras generaciones. En esta crucial elección, debemos optar entre perpetuar un gobierno caracterizado por el autoritarismo, el maniqueísmo, el fracaso económico y el control social, o iniciar un cambio de dirección que nos conduzca hacia un futuro democrático, equitativo y justo.
Es imperativo comprender que no podremos avanzar si seguimos divididos de manera maniquea entre «buenos» (seguidores) y «malos» (no afectos al gobierno), menoscabando la libertad de expresión y la legitimidad de movimientos y asociaciones no alineados con un proyecto político. Es momento de dejar atrás la polarización y trabajar juntos por un bien común.
Un importante sector de la disidencia chavista ha reconocido el fracaso del proyecto de Maduro y se inclina por sumarse al cambio a través del voto a Edmundo González. Esta tendencia se refleja en las encuestas y proyecciones de las encuestadoras más reconocidas, indicando un deseo de cambio en la población.
En un nuevo gobierno, las exclusiones, imposiciones y sectarismo no tendrán cabida. Necesitamos la mayor suma de voluntades, una amplitud sustentada en la unidad como medio para superar las dificultades políticas y económicas que enfrentaremos en la transición hacia un futuro mejor.
La invitación que hago a mis compatriotas es a dejar atrás la venganza, la discriminación y el resentimiento para poder avanzar juntos. Venezuela merece más y es responsabilidad de todos construir un país próspero, democrático y justo para las generaciones venideras. Juntos podemos lograrlo. ¡Por un futuro mejor para Venezuela!
