Por Ing. Carlos Lozada
Amplios sectores de la izquierda crítica han comenzado a cuestionar el sustento del presidente Nicolás Maduro, afirmando que su legitimidad se basa en una supuesta voluntad del pueblo, lo cual consideran falso. Señalan que el gobierno desarrolla estrategias para debilitar la institucionalidad democrática y promover liderazgos autoritarios.
El chavisomadurismo ha sido incapaz de modificar las estructuras económicas preexistentes del país, manteniendo relaciones de producción y distribución de riqueza que profundizan la pobreza y exclusión. A pesar de su retórica, solo ha impulsado planes populistas que no han logrado superar la situación precaria de la población venezolana.
El control social impuesto ha llevado a que el 82% de los venezolanos sean pobres y el 53% esté en pobreza extrema, según datos de la ONU. La militarización de la sociedad y la limitación de la libertad de expresión son solo algunas de las consecuencias de este modelo.
Además, se denuncia una corrupción cívico-militar que ha arruinado la industria petrolera nacional, exacerbando la inseguridad alimentaria y colapsando los sistemas públicos de salud y educación. La precarización laboral ha llevado a la pérdida de importantes conquistas laborales y a la pulverización de salarios y pensiones.
Ante esta situación, se hace un llamado a la participación consciente en las próximas elecciones del 28 de julio, destacando que el voto es la estrategia más efectiva para lograr un cambio político-social en Venezuela. Se insta a la población a acudir a las urnas y demostrar que la fuerza de la democracia radica en la participación ciudadana. Se busca obtener un triunfo unitario y popular para derrotar lo que consideran una estafa mal llamada bolivariana, representante de desesperanza, pauperización, miseria y represión.
Es crucial que todos los ciudadanos ejerzan su derecho al voto y busquen un cambio en el país. ¡Todos a votar!
