Por José Gregorio Torres

Son dos las obras más importantes que Trujillo le debe a monseñor Luis Pardo Mancilla, sacerdote español de ideas progresistas, hombre de pensamiento liberal con ideas para el modernismo, llegado a Cuicas a mediados del siglo pasado cuando aún el antiguo templo de San Rafael Arcángel conservaba sus grandes y gruesos tapiales de estilo colonial barroco, con su tradicional torre semejantes a las que hoy aún luce el principal templo de la capital de Trujillo, su altar mayor de mampostería combinado con altares del mismo material y algunos trabajos de madera donde la imagen principal para la veneración del pueblo es la imagen del arcángel San Rafael, una vieja talla colonial que se ha salvado del saqueo que se produjo más tarde y que aún se conserva en estos días aunque con poco realce, pero igual de un valor inestimable no solo por lo histórico, sino también para lo artístico.

Templo San Rafael Arcángel de Cuicas. Foto Cortesía.

Es en este ambiente de tradición donde llega a Cuicas este sacerdote de apellido Mancilla, quien emprende para bien de su feligresía dos obras de gran admiración y progreso, la construcción del nuevo templo y la creación de la escuela Internado, que saca a Cuicas del anonimato y lo catapulta en la historia de los principales internados o escuelas técnicas que se convierten luego en modelo para garantizar a los futuros jóvenes del país, posibilidades ciertas de una preparación para el trabajo y la educación, formando técnicos útiles a la patria. Internado que en poco tiempo se hizo famoso por albergar jóvenes de todo el país en donde padres cansados de sus desórdenes acudían a este para que sus hijos pudieran adaptarse a la sociedad logrando de esta manera y bajo la mirada y conducción de este sacerdote la reinserción de estos hombres y mujeres quienes hoy agradecen seguramente el haber formado parte de esos contingentes que luego egresaron listos para producir, adaptados al tiempo que les tocó vivir.

Mons. Luis Pardo Mansilla. Foto Cortesía

Paralelamente a este afamado internado, se fue construyendo el moderno templo que para esos días y para ese pueblo era el cambio radical de una cultura a otra y que sin duda trajo para algunos locales el choque con una sociedad costumbrista negándose al paso de la modernidad, lo que generó encuentros y desencuentros a tal punto que se dice que el momento del fallecimiento del sacerdote, fue más por tristeza que por salud y edad. Pues su magna obra no fue reconocida como debió ser por algunos jóvenes impetuosos de la época quienes no entendieron la realidad de los cambios que en su momento eran necesarios y que hoy reivindican y dan la razón a este hombre de Dios el cual pidió en vida, ser enterrado en su propio templo, en el cual hoy sus destructores tienen la oportunidad de reivindicarse. Obra que es admirable y la cual hoy cumple 61 años de vigencia, el que le da a Cuicas referencia única en todo el territorio nacional. Pues se considera este templo uno de los más hermosos y modernos como obra arquitectónica de consideración y de admiración en el estado Trujillo y el occidente venezolano. 

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